Del miedo a la confianza: Cómo me preparé para el momento que me transformó como mujer.
Me enteré de mi embarazo un 31 de mayo de 2021, después de tener 15 días de retraso. Y aquí es donde empieza la odisea, porque a ver, yo siempre fui muy regular, tipo reloj suizo, tren japonés. Así que, la verdad, jamás se me ocurrió que pudiera estar embarazada. Pero ahí estaba, con la curiosidad picándome y la sospecha creciendo. Finalmente, me hice la prueba de orina, dejé la prueba sobre el lavabo y me fui... cinco minutos después, con el corazón latiendo a mil, regresé y vi esas dos líneas marcadas como si fueran una sentencia de amor y susto a partes iguales. INMEDIATAMENTE mi cerebro dijo: tengo miedo. Miedo a la situación, a la realidad, a lo desconocido. Ya saben, ese miedo que te agarra y no te suelta, pero que al mismo tiempo te emociona, como cuando te subes a una montaña rusa y no sabes si gritar, reír o de plano, vomitar.
Positivo para Bebé… 👼
No conforme con esas dos líneas (que ya me gritaban "bebé en camino"), me fui a hacer una toma de sangre. Porque, ¡hey! si vas a tener miedo, que sea con pruebas sólidas. Y el resultado: POSITIVO. Tenía un bebé en camino y no me enteraba de qué tanto me iba a cambiar la vida. Era mi primer bebé.
¿Cómo se llamará? 🗒️
Ah, esa negociación diplomática con mi entonces esposo fue un clásico. Si era niño, él elegía el nombre. Si era niña, OBVIO lo elegía yo. Y no, no era una cuestión de confianza, era más bien para asegurarme de que no se colara el nombre de alguna exnovia de él en mi propia hija (así o más tóxica). Al final, llegamos a un acuerdo. Escogió Lorenzo (❤️). Yo estaba feliz de poder asistir a cada cita de mi hijo con una mezcla de puntualidad casi militar y una emoción desbordante.
Un curso prenatal ¿Qué? ¿Para qué o qué? 🤔
El curso prenatal o curso psicoprofiláctico (como se conoce en Colombia). Fue una de esas cosas que me incluyeron en el paquete cuando iba al control con la ginecóloga en la clínica. Las clases de parto fueron todo un viaje: desde aprender sobre los cuidados en el embarazo, hasta escuchar a la instructora hablar del trabajo de parto como si fuera una maratón (yo solo pensaba en mis zapatos más cómodos y en que mi maratón personal sería una cesárea). Pero ahí estaba, aprendiendo sobre cuidados prenatales, tratando de conectar con mi instinto maternal y tomando nota mental de cada consejo. Obvio que olvidé de todo, el embarazo en serio te transforma hasta el cerebro.
La verdad es que, más allá de las náuseas de los primeros tres meses (que, por cierto, podrían competir fácilmente con un viaje en una montaña rusa que no pediste) y de la hinchazón que me dejó la cara como un globo, todo fue maravilloso. Hasta me animaba a andar en moto, porque la aventura no se detiene solo porque llevas un bebé a bordo, ¿verdad? No me juzgues, fui una mamá gestante muy responsable.
Me dieron las 12 🕛
Llegó el momento de la verdad. El 13 de enero tuve cita con ginecología, y la médico, viendo mi presión alta, decidió que lo mejor sería tener a mi deseado bebé a través de cesárea. Y YO FELIZ. En serio, si algo quería era una cesárea. Sí, sé que tiene sus riesgos y todo eso, pero en mi mente sonaba a "más rápido" y yo estaba lista para el despegue exprés. Lo que no me esperaba eran las náuseas al día siguiente, esa sensación de que el mundo daba vueltas como si fuera un carrusel en el que yo no quería subirme.
Todavía hay mucho más que contar. Esta fue solo la primera parte de mi viaje hacia dar a luz y convertirme en mamá. Prometo que pronto compartiré la segunda parte, donde detallaré especialmente el post parto, sorpresas (buenas y malas) y cómo este proceso me transformó como mujer. Porque, al final del día, el miedo inicial se transformó en confianza, y esa fue la verdadera magia de todo el asunto.
Del miedo al poder 💝
Aunque te confieso que cuando tuve a Lorenzo muchas cosas de las que sabía las olvidé por todo lo implica ser mamá, realmente fue esencial la preparación para tener una metamorfosis del miedo a la confianza. Las clases de parto, los cuidados prenatales, cada pequeño detalle que reaprendí y apliqué me dieron herramientas y, sobre todo, la sensación de que estaba haciendo lo mejor para mí y para mi bebé. Esa preparación me permitió transformar la incertidumbre en algo manejable, en algo que podía controlar, al menos en parte. El apoyo de los profesionales, mi red de apoyo, la información que recibí y el hecho de que estaba dispuesta a aprender y adaptarme me dieron la confianza que necesitaba. Y así, poco a poco, ese miedo inicial se fue diluyendo, dejando espacio para una confianza que nunca pensé que podría tener.
…No te vayas muy lejos, en breve tendré una segunda parte de esta historia. Se viene la lactancia, la casi depresión postparto, la soledad de la maternidad y más… Tranquila, estoy viva y lo mejor, deseo un segundo bebé.